Una de las preocupaciones más frecuentes en propietarios de perros es la seguridad en las interacciones entre sus perros y los niños de la familia; y no es de extrañar teniendo en cuenta la alarma social implícita en un caso de agresión hacia nuestros niños.
En el período de diez años comprendido entre enero de 1991 y diciembre de 2000 fueron atendidos, sólo en el Hospital Infantil Teresa Herrera de A Coruña, 654 casos de agresiones de perros a menores de 14 años; en el 79% de los casos los perros eran conocidos de los niños, o bien de la familia o de amigos, y los niños mordidos eran mayoritariamente masculinos de edad en torno a los 5 años.
Vivimos en un país en el que la sociedad todavía no está suficientemente formada en la prevención de ataques de perros; en otros países hace años que se realizan diversos programas educativos en las escuelas como “Prevent-a-bite” en Sydney, “Be a tree” de la organización Doggonsafe disponible en todo EEUU y Canadá o “The Blue Dog: bite prevention program ” en Reino Unido, donde los padres aprenden a prevenir cualquier accidente y los niños aprenden a interactuar adecuadamente con un perro y a leer correctamente la comunicación del animal. A nosotros, en cambio, todavía nos queda un tiempo para que programas como éstos entren en escuelas y hogares.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que la experiencia de convivir con un perro en edad infantil da la oportunidad de recordarla como un período maravilloso. En muchos casos, el perro se convierte en el primer mejor amigo del niño, aporta un incremento en las habilidades comunicativas y en el aprendizaje de diversos conceptos como empatía, respeto y responsabilidades. Sin embargo, los padres deben tener presentes varios puntos importantes.
Cualquier interacción entre el niño y el perro debe estar supervisada por un adulto. El padre o la madre pueden detectar conductas que puedan conducir a un momento problemático, sobre todo aquellos ratos de euforia o manipulaciones que puedan resultar molestas por el animal. Tampoco caer en el riesgo de pensar que el perro puede hacer las tareas de un canguro.
Tan importante como la supervisión de las interacciones es que los padres sepan qué es una interacción como es debido y que den un buen ejemplo, respetando las necesidades y el bienestar del perro. Más de una vez hemos observado u oído que el perro atacó o mordió al niño ante la presencia de los padres, y que éstos consideran que la agresión fue impulsiva ya que no vieron ninguna señal de que les avisara; en realidad, en la mayoría de los casos, estos accidentes habrían podido evitarse si los padres hubieran procurado una buena interacción y hubieran leído e interpretado correctamente las señales.
Aunque los perros, por naturaleza, agradecen la calma, debemos considerar que la elevada actividad de un cachorro puede dar lugar a que pierda el control. Del mismo modo, varios comportamientos, frecuentemente frecuentes en un niño, como gritos, saltos o carreras pueden ser molestos por un perro.
Un niño puede jugar con el perro de muchas formas, siempre y cuando sea seguro tanto para el perro como para el niño. Que el niño pueda enseñar al perro alguna habilidad o que juegue con el perro en algún juego intelectual son actividades que ayudan a mejorar, entre otras, las habilidades comunicativas y la paciencia. Aunque una interacción tan sencilla como leer un texto al perro aumenta la autoestima y la confianza del niño y contribuye a mejorar la capacidad de lectura; de hecho, READ (Reading Education Assistance Dogs) es ya una consolidada iniciativa llevada a cabo por diversas organizaciones como Intermountain Therapy Animales (EEUU), Ottawa Therapy Dogs (Canadá) y Bark & Read (Reino Unido).
Dependiendo de la edad que tenga el niño, se le pueden dar ciertas responsabilidades, también supervisadas, como poner la comida al perro o cepillarle. De este modo, no sólo le enseñamos al niño conceptos tan importantes como la responsabilidad, sino que también lo introducimos en las necesidades del perro.
Saber leer correctamente el lenguaje del perro es una herramienta que puede ahorrar más de disgusto. Los perros incrementan las señales que advierten un conflicto a medida que la ansiedad aumenta, sólo si sabemos detectar estas señales podemos actuar a tiempo para mantener a los pequeños a salvo y permitir a nuestro perro que vuelva a la calma sin llegar a un punto de no regreso que lo llevaría a un agravio hacia su bienestar.
Debemos considerar proporcionarle al perro un lugar de descanso, un lugar que sea respetado tanto por el niño como por el resto de la familia y donde se sienta libre que cualquier molestia o acoso, pudiendo ser un refugio en el momento en que lo necesite. En el caso de los cachorros, es posible que no sean capaces de reconocer aquellos momentos en que comienzan a perder el control y necesitan un descanso, aquí es donde entra la supervisión por parte de los padres de la que hablábamos, ya que en ese momento son los padres los que deben relajar al cachorro y procurarle ese descanso que necesita sin que lo considere un castigo.
Como hemos comentado, no hay mucha información disponible para los padres para educar a sus hijos a reconocer estas señales. Una buena opción es la página web de The Blue Dog, www.thebluedog.org, disponible en inglés u holandés, que ayuda a identificar, mediante actividades interactivas, aquellas situaciones más arriesgadas ya aprender a interactuar de un modo correcto.
Por otra parte, cada vez existe más material de lectura infantil que puede representar gran ayuda, algunos ejemplos son:
- La niña que sabía de perros. Sumara Marletta. Ed. KNS
- Niños, niñas y perros. Kendal Shepherd. Ed. KNS
- ¡Muy bien!. Evelyn Pang. Ed KNS
Asimismo, cada vez es más frecuente que las familias con hijos acudan a un etólogo en el momento en que adquieren un nuevo miembro peludo con el objetivo de formarse con los conceptos necesarios de forma completamente personalizada. Y es que es importante estar suficientemente informados desde el principio para minimizar aquellos riesgos que nos pueden hacer sufrir y poder disfrutar de una buena convivencia con nuestro querido perro.