“Buenas Montse Lloret; tengo un problema en dejar a mi perro solo en casa. Ladra, rompe cosas, hace sus necesidades por casa y los vecinos se han quejado. Me han dicho que es ansiedad por separación, pero me gustaría saber tu opinión”.
Frecuentemente recibo llamadas o correos de tutores de perros con problemas de destructividad, aullidos, ladridos y eliminaciones cuando el perro se queda solo en casa.
Ciertamente, el diagnóstico de ansiedad por separación no es tan fácil de identificar, ya que estas mismas conductas podrían estar ocasionadas por otras muchas causas, como aburrimiento, ansiedad por el retorno del propietario por acondicionamiento de un castigo u oportunidades insuficientes de acceso en la zona de eliminación.
La ansiedad por separación representa una causa de grave malestar hacia el tutor ya que, con frecuencia, no puede salir tranquilo de casa y tiene problemas con la familia, los vecinos y, posiblemente, con la policía. De hecho, no es raro que detrás de un perro con este tipo de conductos haya un tutor con algún grado de depresión.
Este trastorno se describe como la ansiedad ocurrida exclusivamente durante la ausencia del propietario. La ansiedad en sí está relacionada con la emoción del miedo, pero con la diferencia de que el miedo es una reacción a una situación de peligro real y presente, mientras que la ansiedad es una reacción a una situación anticipada a un peligro que se puede presentar o no. Aunque el objetivo de la ansiedad, al igual que el miedo, es la adaptación, el problema viene cuando el individuo no puede adaptarse a la situación, en ese momento la ansiedad es patológica y necesita terapia. Cabe mencionar que la ansiedad por separación se produce como fruto de la frustración relacionada con la experiencia de estar solo, no por aburrimiento, desobediencia o, incluso, venganza, como algunos tutores podrían llegar a pensar.
Existen diferentes tipos de ansiedad por separación. Esta clasificación nos es útil para decidir las medidas a tener en cuenta durante la terapia y además nos ilustra cuáles son las situaciones en las que un perro puede desarrollar una ansiedad por separación:
• Hipervínculo primario: el perro muestra la conducta desde cachorro. Durante el período de destete, de las 5 a las 8 semanas, la madre realiza un proceso para conseguir una independencia afectiva por parte del cachorro. En el momento en que la nueva familia adquiere su cachorro, se suele invertir la labor realizada por la madre, favoreciendo una dependencia que da lugar a la ansiedad por separación.
• Hipervínculo secundario: El perro puede mostrar ansiedad por separación en cualquier edad y debido a cambios de circunstancias. Este tipo de ansiedad por separación es habitual en perros adoptados o después de haber estado acompañado por su tutor tras un largo periodo de tiempo, por ejemplo, una baja médica.
• Miedo condicionado: Aunque también puede mostrarla a cualquier edad, en este caso no hay un cambio de circunstancia, sino que la ansiedad está asociada a una experiencia traumática acaecida durante la ausencia del propietario, por ejemplo, una tormenta.
Las muestras conductuales del perro comienzan antes de la salida del tutor, durante el ritual de salida. Todos tenemos un ritual de salida más o menos organizado, el baño, la vestimenta, los zapatos, el maquillaje en el caso de las mujeres, el perfume, las llaves, etc. Todo este ritual es la señal de que el perro recibe advirtiendo una salida inmediata. El perro comienza a mostrar conductas ansiosas, persigue al propietario por toda la casa, puede gemir y ladrar e incluso puede intentar evitar que el propietario abandone el domicilio. Las conductas se hacen más evidentes cuando el propietario sale de casa: rascado de paredes y puertas de salida, destrucción de objetos personales del propietario, salivación excesiva, micción y/o defecación múltiple y dispersa, ladridos, gemidos y aullidos. En casos más graves también se han observado vómitos, diarrea, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, o actividades de sustitución como dermatitis por lamido excesivo o bulimia.
Además, es muy frecuente oír por parte del tutor que, mientras el perro está acompañado, éste es un perro perfecto, tranquilo y obediente, y que siempre están juntos.
En el tratamiento es básico incrementar la calidad del vínculo entre el perro y el tutor, realizar un programa de reeducación ante la situación de soledad, además de invertir el sesgo cognitivo pesimista del perro. En la mejora de la calidad del vínculo incluimos una buena formación hacia el tutor evitando cualquier forma de castigo, que sólo empeoraría la situación, y controlando el modo en que éste se relaciona con el perro, especialmente durante los rituales de salida y entrada, ya que pueden reforzar la dependencia y la ansiedad. El programa de reeducación ante la situación de soledad se realiza mediante una terapia de desensibilización, con salidas tan largas como el perro tolere e alargarlas a medida que aumente su tolerancia.
Se ha demostrado que los individuos con trastornos de ansiedad tienden, además, a tener un sesgo cognitivo pesimista, que contribuye a fortalecer la emoción negativa asociada a la ansiedad y dificulta la experimentación de emociones positivas, aparte de afectar negativamente a un nuevo aprendizaje de una conducta más saludable. Para mejorar el sesgo cognitivo es importante proveer al perro de ejercicio suficiente, adaptado a su edad y condiciones fisiológicas, que harán aumentar sus niveles de serotonina, además de facilitarle la superación de retos mediante nuevas experiencias y actividades intelectuales y olfativas que incrementen su autoestima.
La ansiedad por separación es, efectivamente, un serio problema que afecta, no sólo al tutor, sino gravemente al bienestar del perro. Es importante que la familia esté bien informada con el objetivo de poder prevenir y reconocer las señales que advierten de la necesidad de pedir ayuda profesional, de este modo podemos crear pautas de conductas que mejoren su convivencia.