El nacimiento de un hijo es uno de los acontecimientos más maravillosos de la vida, es la llegada de un nuevo miembro muy vulnerable al que amas y proteges antes de conocerlo. Sin embargo, convivir con animales puede representar una preocupación lógica por parte de los padres ya que todos escuchamos noticias y rumores sobre un perro que atacó al bebé de la casa u otro que lo desfiguró. Así pues, ¿qué podemos hacer para minimizar los riesgos y procurar una convivencia pacífica?
Ante todo necesitamos valorar si nuestro perro ya ha mostrado algún tipo de conducta agresiva o fóbica hacia bebés, si es este el caso deberíamos ponernos en manos de un etólogo para poder valorar y tratar el problema antes de que el niño llegue a casa. En realidad, estos tipos de problemas deben tratarse cuando se detectan, estemos o no esperando un hijo.
Si el perro nunca ha mostrado ningún problema con niños, podemos iniciar un procedimiento para ayudarle a habituarse a los cambios que experimentará su vida. Esta habituación afecta a los sentidos del perro (vista, tacto, olfato y oído), su percepción debe estar llena ya durante el embarazo y con la entrada de los primeros cambios, como es la decoración de la habitación de nuestro hijo. El perro debe tener acceso a explorar la cuna, el cambiador, la mecedora, sin forzar ninguna situación, sin castigar ni obligar, con completa naturalidad, así como también debe poder relacionarse con el cochecito, habituándolo al movimiento de las ruedas, en el paseo y en el plegado y desplegado.
Uno de los sentidos más importantes es el olfato, y por tanto también empezaremos a habituar a nuestro perro a la colonia que utilizará nuestro hijito, una buena idea es utilizarla nosotros mientras tenemos una actitud calmada con él. Sólo deberíamos tener en cuenta que si la colonia contiene alcohol, los primeros momentos podríamos ser ofensivos para el perro, y por tanto esperaremos unos minutos entre aplicarnos la colonia e interactuar con el perro. El olfato también afecta a los productos de higiene del bebé, como la crema hidratante y el jabón que utilizamos para la ropa.
Los cambios auditivos también se pueden trabajar, muy probablemente nuestro perro nunca haya estado expuesto al llanto de un bebé y podría asustarle o alterarle. Existen grabaciones que podemos utilizar, siempre con una actitud calmada y positiva, para acostumbrar al perro a ese nuevo sonido.
Si previamente no lo hemos hecho, ahora es un buen momento para poder jugar con nuestro perro a obedecer algunas órdenes, fíjaos que digo JUGAR!, debe ser una actividad agradable, lúdica y satisfactoria, donde le podemos enseñar a dejar algún objeto, a estar quieto o sentarse, todas estas órdenes nos serán muy útiles cuando coja algún juguete del bebé o cuando sea importante para nosotros que no entre en alguna estancia.
A medida que el parto se vaya aproximando, nuestro perro debe empezar a ver aquellas nuevas rutinas con las que tendrá que convivir, como cambiar los pañales, dar el pecho o sostenerlo en brazos. Podemos utilizar un muñeco, siempre con la actitud calmada que antes nos referíamos y, gradualmente, haciendo menos caso a nuestro perro. No hacerle caso no significa ignorarlo o menospreciarle, sólo que él puede ver la situación sin exigir atención ni sin que represente un problema para él.
Poco a poco, las rutinas del perro tendrán que ir cambiando ajustándose a las que tendrá cuando llegue el bebé, es decir, que si es la madre la que realiza los paseos rutinarios con el perro, esta figura deberá sustituir paulatinamente por otro, como un buen vecino, un amigo o un paseador. Las atenciones hacia el perro también se tendrán que ir limitando a momentos puntuales del día y con actitudes calmadas, ya que cuando tengamos que cuidar constantemente a nuestro hijo nuestro perro no debe sentirse desplazado como consecuencia de nuestro pequeño .
Siguiendo todos estos consejos le ayudaremos a llevar el momento del nacimiento y los primeros momentos de la llegada del bebé de la mejor forma posible minimizando el estrés propio del cambio. Debemos seguir trabajando durante las fases posteriores, de ello hablaré en la siguiente publicación «Cómo preparar a tu perro para la llegada de un bebé (II. Nacimiento y llegada del bebé)«.